lunes, 19 de mayo de 2008

El espejo de Medea.

Es imposible entender al hombre sin entender su principio y su fin.

Como siempre, principio y fin coinciden.

Por eso, la religión del hombre es la mujer.

En muchos cuentos surge la idea de el espejo. Blancanieves es un buen ejemplo.

Yo soy tu espejo, de aquello que trasciende hasta lo más bello.

Más allá de este mundo está la luna de tu centro. Y como Miguel Hernandez se proclamara Perito en Lunas, cuando el hombre se enamora, mira a esa luna, mira a ese vientre y su religión se convierte en su cultura.

A Calixto fue preguntado, 'cual es tu religión?' y responde de inmediato, 'Melibeo soy y a Melibea amo'.

Desde entonces nada hemos avanzado o más bien hemos atrasado.

Es muy importante que entiendas qué siendo mujer, en esta existencia, no se puede ser más.

Este es el espejo de Medea, aquel qué refleja no al cuerpo, ni al alma, sino la verdadera grandeza.

La mujer ni siquiera es espíritu, pues es espiritualidad.

Pero la verdadera conciencia de ella es entender que Shiva, si no es realizada, da paso a Kali. La destruccion o el amor es lo mismo, sólo varía la gradación.

...no le busques sentido, no lo tiene.

miguel mochales, maestro zen.