sábado, 17 de mayo de 2008

Llovieron flores.... a Medea.

Al alma ausente de corazon propio que gira en torno a una pasion.

A la pasion dormida.

A la mas bella ausencia de uno, la devocion.

A Medea le llovieron flores y el cielo lo llamo oracion.

Medea abierta como el infinito a la plegaria del niño que aguarda un regalo de la nada.

Medea eterna relajada, infinita en poesia del crepitar del prajna en su cuerpo.

Su sabiduria extendida desde el centro del centro que es el presente eterno del vientre profundo, de improbable discreto que asume el reto de soñar sueños de la melancolia dormida en la princesa que en ese centro cobija.

Ella es bendecida en flores su cuerpo cobija los abrazos de los versos que extiendo noche y dia y que no conoce alegria mayor que su alegria, ni mas dicha que s dicha, ni mas verbo que su boca predicha de rayos de plata de luna opalina.

Al fina vuelto ante ti recojo la prevenda que envuelve el tesoro que es Medea de amor roto en miles de cristales que destellan anhelantes brillos en sus ojos.

Medea es la luna y yo quien la observa, como en ella, se disgregan petalos de floes en ofrenda.

Y yo vivo y ella reina.

...no le busques sentido, no lo tiene.

miguel mochales, maestro zen.

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