sábado, 17 de mayo de 2008

hubo una vez un patio amarillo con mariposas.

Hubo una vez en el cielo de tu vientre un patio, amarillo, lleno de mariposas.

Las mariposas volaron a una montaña que antecedia a un lago.

Ahora esas mariposas descienden a un valle lleno de palabras escritas en un aire no pertenecido ni a mi, ni a ti ni a nadie.

Tus mariposas son las palabras que ves aquí.

No puedo pararlas, descienden desde el reino de Om hasta mi, sin que pueda impedir, ni dios quiera, redimir en estas lineas la bendicion que me concedes.

Probablemente nunca lo sepas. Jamas lleguen a ti, y su unico sentido es el infinito viento que derrama pensamientos y ahora tiño de la esencia de los aletazos de las mariposas elevando su trazo hasta el ojo que derrama poesia contenida en salino lloro.

Pues estas palabras son mi lloro.

Me has extendido tu bendicion y, yo, mas torpe, cada lagrima la tengo que pronunciar en estas palabras.

Lo eterno solo pertenece a ti.

...no le busques sentido, no lo tiene.

miguel mochales, maestro zen.

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